30.6.14

Ansiedad

Tengo los ojos fríos de tantas madrugadas acumuladas… de tantos cuchillazos en las manos, de tanto alcohol en la piel. Tengo las marcas infinitas del universo grabadas a fuego por todo mi cuerpo. Las constelaciones impresas en la boca. Tengo a tu mirada encerrada en mi garganta, tú tacto en mi cabeza… Te tengo pequeña, con tu voz de vodka, con tu voz de humo, con tu voz de  impulso delicioso y delicado. No corras más, déjame ser la eternidad de tu existencia irreal. No corras más, querida angustia, no me dejes desaparecer, arrástrame a tus abismos, a ese vacío adictivo que son tus manos de papel quebradizo.
Te espero todavía en mi ventana, mientras los muertos desfilan frente a mis ojos en silencio, mientras mis sueños comienzan a ser realidad y la realidad un sueño breve del que podríamos escapar a tiempo. Los diamantes comienzan a caer afilados desde el cielo blanco, caen destrozados a mis pies, como aves frágiles con las alas rotas. El mundo se cae, querida angustia, y no estas para consumirme a tiempo, he ido demasiado lejos.


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