Desesperanza

Clávame tus huesos en este cuerpo frio y extiende tu veneno dulce en mi voz.
Corta este respirar con agonía,
envuelve estas manos... con calor.

Fantasias fantasmas

Me gusta jugar a ser nada, sentarme y pasar horas mirando al vacío mientras los ALGO se mueven y respiran y caen y miran y ríen y... son, como si les importara realmente ser...
Me gusta quedarme a detener el tiempo, paralizarlo todo, acelerarlo a mi antojo, y ser una NADA, pero seguir siendo ALGO en secreto por dentro, como si fuera acaso un objeto inútil, una imagen, algo quieto.

Paralisis

Soy un ser invisible diluido
en el correr de los días
que asesinan cada vez con mas y mas crudeza.
Sostengo estos huesos en las manos cada noche,
y caigo profundo a un laberinto ciego,
las espinas se clavan en mis pies,
siento frio y a la vez,
¿A la vez que?
¿Siquiera llego a sentir?

Esperas inutiles

Y espero en vano la mano invisible que me levante de esta eterna caída
y reconstruya lo que destruí a lo largo de mi patética vida...
Alguien que le de sentido a esta realidad fingida que cargo entre los huesos.
Espero,
espero,
y no hago mas que seguirme destruyendo.

Realidad soledad

Cambiamos esos chicles apresurados por condones desesperados,
los besos por mordidas,
la gaseosa por cerveza,
las golosinas por etiquetas de cigarrillos.
¿Y cuanto nos costó gastarnos así?
Convertir la inocencia en crueldad...
¿Cuando nos dejamos ir?
Ensuciamos al amor y lo convertimos en caos.
Nos cortamos las alas para ser estos demonios que encontramos cada día en el espejo...
Ay vida! Ya no sos mas que mi muerte...

Lágrimas nocturnas

Ella se dejaba caer entre las sábanas, imaginando su tacto... y lloraba.
No había dolor, pero si impotencia al estar herida y no tener ese refugio, el refugio de esos ojos, el alivio de esos labios, el respirar agónico suspirando en su cabeza poemas infinitos y mudos...

Disfraz

Ráfagas de niebla frecuentan a mi memoria.
Callo a los sueños que enterraron mis manos,
y grito los silencios que aferre a mi piel,
como un disfraz de lo que fue alguna vez,
y solo quise olvidar.

Domingos

Qué domingo triste… me decías distraído… Y entonces recordaba miles de libros, miles de poemas, el domingo… domingo suicida, ebrio, mareado domingo…

Y si tenías razón. Era un domingo triste, estábamos tristes, pero la tristeza era la que nos hacía existir.